El pequeño monstruo.-Capítulo 15



Capítulo 15.-
El pequeño monstruo.-


La primera vez que me llamaron `pequeño monstruo fue en la escuela Virgen de los Reyes, un internado de la Diputación de Sevilla, eran edificios que formaban parte del manicomio de miraflores, muy completo en sus instalaciones con campo de fútbol, piscina, voleibol, cancha de baloncesto, balón mano, como podía quejarme...bueno eso ocurrió una vez en la que viví la primera huelga de mi vida, cuando todos a una (200 niños), nos levantamos del comedor y vaciamos nuestros platos enteros por una comida que era incomestible, garbanzos con una especie de pitracos, (trozos de despojos),  nadando entre unos trompitos (garbanzos) duros como el acero... de mayor he pensado que era natural que no tuvieran para darnos de comer en condiciones si todo se lo habían gastado en el culto divino, con ese retablo de la capilla que era una obra maestra.
Pero el que no es feliz de niño, es que tiene algún problema y mi paso por ese otro internado de mayores en el que ingrese con doce años, fue una verdadera aventura que recuerdo con mucho cariño.

Mi profesor de física, el señor Valpuesta, era un hombre bonachón y francamente agradable, pero le cogí manía por que quería que estudiara y yo prefería dedicar el tiempo a jugar a balón cesto, decidí no estudiar su asignatura y me suspendía sin examinarme cada mes. Estuvo enfermo unos meses y cuando regreso, el profesor sustituto me había puesto ya tres notables. Por algún motivo, quise estudiar con el otro profesor con la intención de fastidiar a Valpuesta y demostrarle que sabia estudiar. El primer día de su clase después de su regreso, tomó mis notas y me dice...Pequeño monstruo, como es posible estas notas si es usted un verdadero becerro...

Me hizo repetir un examen para entender porque y le demostré que había estudiado en su ausencia, pero aún así, ya no dejó de decirme, pequeño monstruo...

Desde los nueve años que dejé la casa cuna, los pasé hasta mis doce con mi abuela en Linares como ya hice referencia, fueron unos años increíbles, en el patio de la casa había tres pilas grandes de lavar donde nos metíamos los primos a bañarnos, para apaciguar ese calor tórrido del verano andaluz.

El patio parecía una cooperativa familiar de carpintería, al fondo del patio se encontraban alineadas varias habitaciones convertidas en taller de carpintería, donde mi extensa plantilla de tíos se dedicaban al noble arte de hacer puertas y muebles para barnizarlas y a mi me daban la oportunidad de sacarme unos céntimos tirando de la sierra de mano o llevando cosas terminadas en un carrillo de mano a algún cliente que mostraban su gratitud con mis primeras monedas ganadas con el sudor de mi frente, yo me sentía un hombre de provecho con nueve años...

Lo mejor estaba por llegar cuando inmediatamente me hice de muchos amigos a través del colegio de Doña Carmen donde me inscribió mi tía Anita, intentando quitarme de la calle para que no rompiera en mis correrías cada semana un par de sandalias.

Enseguida me dí cuenta, que lo de estar en la carpintería era una mina...escribiendo este libro a veces he pensado que no soy precisamente el Cid Campeador y que mi historia no le iba a interesar a nadie,
pero es así como me sentía en esa época. La carpintería me proporcionó los escudos echos con los fondos redondos de contrachapado de las sillas que mis tíos arreglaban y los restos de palos las espada con las que armar a mis caballeros en esas luchas que provocamos en plena calle contra otros barrios... en tres ocasiones vino a mi casa la pareja de la guardia civil de Linares por culpa de algunas quejas, yo después de una batalla, me retiraba discretamente a casa de un amigo hasta la noche en la que la benemérita me dejaba de buscar y el asunto se olvidaba...cuando llegaba en la noche, mi tía Anita se me quedaba mirando y moviendo la cabeza...hay sevillano, ¿que voy a hacer contigo?, pues tita, dame chorizo frito que traigo mucha hambre, me freía dos o tres chorizos grande en mucho aceite que me comía con mucho pan y dormía como un jabato amamantado...

Pero una de las cosas más alucinante fue el conocer allí a muchas de mis primas, todas me parecían preciosas y me encantaba estar con ellas, pero mi corazón empezó a latir mas deprisa el día que vi pasar delante de mi casa a una hermosura de ocho años que después supe se llamaba Isabel, hermana de uno de los capitanes de mi ejercito y a partir de ese momento de mi Dulcinea del Toboso...
Ahora escribiendo estos recuerdos me digo, que pronto se me pasó los sofocos de la despedida de mi anterior Julieta... pero así he sido toda mi vida, un burlador de Sevilla...empedernido enamorado...

Corre una anécdota entre mi familia de Linares que no falta en cualquier reunión, hace ya más de cincuenta años, pero en una conversación telefónica con mi primo Juan Jose, que lo llamábamos Juancucú, solo hace unos días que me pregunto si ya había salido de los sólidos, líquidos y gaseosas...
en referencia a que me pasé todo un trimestre repitiendo por la casa los estados de la materia, sólidos, líquidos y gaseosos y no conseguía metermelo en la mollera...

Que tiempo mas felices, a veces pienso que me hubiera gustado no hacerme adulto y tener ahora que pasar por la tristeza que se apodera de mi alma cuando pienso en Pedro y sus circunstancias, pero en la vida hay que saber coger las rosas sin pincharte con sus espinas...

Ángel Reyes Burgos

La contorsionista.-Historia 15

Historia 15.- La contorsionista. 
La mujer es una gran contorsionista y no me refiero a este tipo de contorsiones que ilustra la imagen, son esas que tiene que hacer con la economía familiar cuando están casadas y antepone lo que sus hijos y su marido quieren ante que sus propias necesidades.

Hay mucho humor negro relacionado con sus compras compulsivas, no dudo de que ese problema existe en algunas mujeres, pero la regla general no es esa. La mujer es comedida cuando se trata de gastar del presupuesto familiar para ella misma, aunque puedan gastar con alegría cuando su familia lo necesita. El hombre no se priva de su fútbol que representa al año una gran cantidad de dinero, las salidas con sus amigos cuando así se tercia, un cambio de coche porque modelo está según el obsoleto y una gran cantidad de extras que a las mujeres ni se le ocurre.

Una madre se piensa dos veces si se va a comprar esos zapatos o ese vestido que tanto le gusta, pero solo se lo piensa una vez si le gusta para su hijo o su marido, porque fundamentalmente la mujer tiene un gran corazón y es en la pareja la menos egoísta. Si alguna vez nos quitáramos ese filtro con el que vemos a las mujeres y la miráramos con el alma desnuda, nos daríamos cuenta.

Consuelo era una de estas amas de casa, abnegada y entregada a las necesidades de su marido y sus tres hijos. Su marido Juan trabajaba todo el día y ella buena amante de la repostería, hacia cada día pasteles en su casa para venderlos en la calle, con lo que aportaba unos ingresos extras.

Solo tenía un problema, sus hijos pequeños tenían seis meses, el siguiente un año y medio y el mayor tres años. Cuando terminaba de las faenas de la casa y atender a sus hijos, era la hora de llegar su marido para comer, a veces se la había ido demasiado tiempo con la repostería y la comida no estaba lista, con lo que surgía una discusión sobre las prioridades que tiene una mujer para con su marido. El día que el le dijo que no olvidara quien lleva el dinero a casa, a Consuelo se le cayó el alma a los pies...

Consuelo no quería de nuevo tener una discusión sobre el peso especifico de cada miembro de la pareja en cuanto a horarios de trabajo y carga emocional, cosa que en una ocasión un mes atrás le dijo una noche que se encontraba agotada y se excusó con el para impedir tener relaciones sexuales.

Juan se enfadó por ese excusa de que estaba muy cansada y le recordó que el también trabajaba todo el día...ella le dijo que cuidar de los niños, de las tareas de la casa, la repostería y salir a vender con sus tres hijos a la calle era un maratón que la dejaba agotada.
Juan le dijo... ¿y para que vendes ni haces nada si yo jamás se donde va tu dinero?


Porque no miras en los cajones de la ropa de nuestros hijos, sus juguetes, en el juego de oro del reloj y el encendedor tuyo, en tu zapatero, en los dos últimos trajes...después mira en mi armario, en mis cajones y dime que ves...Juan se abrazó a su mujer y lloró de felicidad en su hombro...

Ángel Reyes Burgos

Persecución infernal, disparos contra Lucrecia…Capitulo 15

Persecución infernal, disparos contra Lucrecia…Capitulo 15



Después de los sucesos, las damas accedieron a la planta alta a través de un pequeño ascensor de emergencia del que nada sabía Don Tomas, fueron al convento a advertirle a Berta que la policía iba a poner en circulación una orden de búsqueda y captura contra ella….

La pequeña cabina por donde subieron las damas, partía desde la bodega de vinos en el sótano hasta llegar a la planta baja, solo subía un piso. El suelo donde pisaba era un plato ducha que al estar en la planta se integraba en un cuarto de aseo con  lavabo y Wáter, Sobre el pequeño ascensor había otro plato de ducha de setenta centímetro de lado, así que cuando el ascensor estaba en el sótano, el cuarto baño de arriba aparecía con su ducha y al estar arriba, una cabina de metra quilato con ducha incorporada.
Se hizo así a instancia del contratista como medida de precaución si la puerta blindada no se abría por fallo eléctrico o del sistema y por escapatoria en caso de necesidad.

Cuando las damas comprobaron por el monitor de sus móviles que el senador estaba muerto, Lucrecia acciono un mecanismo en un gran tanque que contenía espuma que se expandía y endurecía al contacto con el aire, pronto todo el sótano se encontraba sellado y en su interior como un gran cubo de poliuretano, sus tesoros se enterraron para siempre, ya no se podría entrar más en esa bodega en las que tantos planes maléficos se gestaron y llevaron a cavo por el extraño grupo de damas.

Un chofer de la limusina, recibió una señal en su móvil para que se marchara y las dos desaparecieron inmediatamente de la calle, el agente de servicio se quedó a la espera de ver salir a las damas. En la cochera posterior, las tres subieron a un volvo negro blindado y se encaminaron hacia el convento.

Por el espejo retrovisor, observaron un Fiat blanco que las seguía, Lucrecia que conducía no se preocupó por eso, siguió adelante y paró cerca de una farmacia, al lado había una puerta de cochera que se abrió con su mando y el coche se introdujo en ella, el perseguidor quedó esperando en la acera de enfrente. La cochera se elevó hasta el nivel de la calle posterior, las damas salieron y  continuaron su camino hacia el convento…


Tomaron la s-30, una pista de circunvalación que rodea a Sevilla hasta llegar a la auto vía Sevilla Madrid, una moto de gran cilindrada se acercaba rápidamente y Lucrecia giró hacia un polígono industrial, la moto las seguía y se produjo una gran persecución al mejor estilo de las películas. El auto se metió en una calle sin salida y el motorista poniéndose a la altura de la ventanilla de Lucrecia, disparó una ráfaga contra el cristal blindado que soportó perfectamente los impactos, mientras ella hacia una maniobra evasiva marcha atrás para salir de nuevo a la vía principal.

La persecución continúo por el polígono en una carrera frenética que nadie pensaba abandonar, pero el destino elige muchas veces quien gana o quien muere y al saltarse ambos un stop, quiso que el motorista colisionara con una furgoneta de reparto que frenó en seco al ver el coche negro pasar y el motorista colisionando en su lateral, se rompió el cuello en el fuerte impacto. El volvo negro continuó su camino para hacer una parada en un taller mecánico donde le cambiaron inmediatamente el cristal…

En el convento las monjas no podían tener nada que les pusiera en contacto con el exterior, prensa, móviles o televisión, estaban totalmente vetados y Berta tuvo que entregar su móvil cuando decidió quedarse, es el motivo por el que Lucrecia quería llegar al convento para advertirle de puesta en busca y captura contra ella emitida por el juzgado numero doce de Sevilla.

Al llegar al convento, la madre superiora les dijo que no podían ver a Berta, los seis primeros meses eran de aislamiento total y no se le permitía las visitas, ella podía dejarle un mensaje para transmitírselo si es algo muy urgente.
Solo dígale que hemos jugado al parchís y las fichas verdes tienen dos turnos sin tirar…


 Berta conocía muy bien el mensaje, cuando en el juego del parchís se come a una ficha, regresa a su casa, la salida para comenzar de nuevo y no sale hasta que los dados le favorezcan con un seis. Ella sabía que tenía que quedarse en el convento hasta que le avisaran que no había problemas…mientras tanto en la jefatura de policía, un agente tenía en su mesa la ficha de un Turco afincado en Tánger que aparecía en un vídeo de vigilancia de la aduana de Marruecos conduciendo el coche del marido de Berta…

Ángel Reyes Burgos

La cueva de los huesos.-Capítulo 15

 
Capítulo 15.-La cueva de los huesos

Siguieron por el monte hacia la cueva donde Lucrecia había dejado su hijo abandonado, un kilómetro antes de llegar a esa cueva, se encontraba la de los perros donde había caído Javier en un pozo trampa con estacas en el fondo, esa cueva no la conocía Lucrecia, cuando llegaron no había nadie y al entrar se horrorizaron del espectáculo tan macabro…el suelo estaba cubierto de huesos y restos de animales y entre ellos algunos eran humanos.

La cueva presentaba en su entrada las mismas características que la otra donde vivían los animales y el hombre, una entrada camuflada por la que había que pasar muy agachado, se encontraba detrás de unos matorrales de jara con espinas y hojas resinosas propia de esa zona de la sierra.

Acumularon los restos en un rincón y limpiaron la zona para disponerse a comer y descansar un rato para preparar las armas con las que contaban para dar caza al hombre y sus animales. Unos ladridos, alertó a los centinelas que avisaron a los compañeros de que tenían compañía, Lucrecia se asomó al exterior y pudo ver como a doscientos metros colina arriba, un hombre y dos perros acechaban a un jabalí, mandó a todos silencio para no alertarlos de su presencia tan cerca de ellos y poder conseguir la sorpresa en la cueva del hombre y sus animales.
En su rostro había tristeza y lagrimas, al fin y al cabo ese era su hijo, pero también tenía la responsabilidad de acabar con un ser tan sanguinario como ese.

El jabalí estaba acorralado contra una encina y los perros atacaban desde los lados mordiéndoles el lomo, un aullido de dolor de uno de los perros apagó, el sonido de los ladridos, el hombre alzo su maza y la descargó con furia sobre una hembra joven que apareció por su costado derecho y la fulminó al momento, los perros dejaron al peligroso jabalí a una orden del hombre, ya tenían su comida y no se iban a arriesgar con ese enorme macho con colmillos de veinte centímetros que te podía abrir en canal con un movimiento de su cabeza…
Se echó su trofeo de caza sobre el hombro y se dirigieron a la cueva, todos se pusieron en tensión esperando el encuentro, pero el hombre y los perros a unos cincuenta metros del sitio de la cacería, giró a su izquierda para dirigirse a la otra cueva donde estaban los dos cachorros que tenían ya la altura de un perro adulto.

Por el momento el grupo se quedó tranquilo y decidieron pasar el resto del día descansando y tomando fuerzas para lo que sabían seria un duro enfrentamiento, no podían entrar en la cueva con esos animales dentro, tenían que hacerlos salir y prepararles unas trampas en el exterior. Lo que más le preocupaba a Lucrecia, era el grado de inteligencia que podía tener su hijo, pues aunque con ese aspecto tosco y abominable, podía haber desarrollado un ingenio suficiente como para darles un disgusto a todos, incluso acabar con sus vidas…aunque ellos eran trece, no podía subestimar la naturaleza salvaje a la que se enfrentaban.

Algo que ignoraba Lucrecia y el grupo, era que el hombre merodeaba continuamente por la aldea en busca de alguna victima que se acercara al río, había visto los preparativos de los aldeanos y a prudente distancia para que no lo descubriera, siguió su marcha hasta cobrar su primera víctima, el asno que tenían en un árbol amarrado. La segunda víctima fue Andrés el carpintero que haciendo guardia cerca de la entrada de la cueva, desapareció sin dejar rastro, Andrés estaba sirviendo de entretenimiento a los feroces colmillos de los cachorros…



Lucrecia se acostó preocupada, presagiaba que las cosas no iban a salir como esperaba.

Ángel Reyes Burgos

Luchando por su vida.-Capitulo 14



Capitulo 14.-

Luchando por su vida.-
Pasó quince días sin que me permitieran ver a Pedro, por fin pude hacerle una breve visita y parecía un viejo, las manos le temblaban y sus piernas difícilmente le respondían, más que hablar balbuceaba motivado según el celador por la mucha medicación que recibía, su doctor declinó amablemente recibirme argumentando que Pedro necesitaba aislamiento y que no tendría otro permiso de visita, hasta no pasado otros quince días en el que esperaba estuviera más recuperado, quería ir bajando la medicación progresivamente para ver como respondía, hasta entonces tenia restringida todas las visitas, solo me permitió verlo a mi sabiendo la unión que había entre nosotros. 


Para mis adentros me dije, Te has salvado de nuevo Pedro, ¿cuando conseguirás tus propósitos?, yo tenia claro que de seguir así de enganchado lo volvería a intentar, por que conozco su forma de pensar, se odia a si mismo por haber caído tan estúpidamente en ese abismo tan difícil de salir y en esta ocasión seria mucho más difícil para el después de un nuevo fracaso.

Se que hasta que Pedro no consiga entender las palabras que en cierta ocasión le dije, no saldrá victorioso de esta ardua empresa que tiene que tomarse muy en serio. Le dije que lo primero era tener el objetivo claro, en esto no se puede decir, ¡lo voy a intentar¡ si se dice eso ya ha fracasado, tiene que pensar en un largo camino a recorrer y que puede hacerlo sin prisas, paso a paso con el objetivo puesto siempre en esa meta que se ha planteado...

En una ocasión le dije, Pedro, solo tienes que recordar aquellos momentos en los que no necesitaba de las drogas para moverte, intenta sentir esos tiempos donde tenias tu vida llena de logros sin la miseria a la que te somete y sobre todo hazte una reflexión, si has pasado treinta años sin consumir drogas, que te va a impedir ahora recuperar esos momentos y de nuevo poder vivir una vida plena.

Entiendo lo que me dices Ángel, pero es tan difícil...claro que es difícil, solo tienes que plantearlo como un largo viaje, puede que te parezca lejano si quieres ir andando desde Sevilla a Roma, pero si sabes y tienes claro que tu objetivo es llegar, nada ni nadie te impone el tiempo que tardes, un día haces tres km, otro cinco y sin correr puede que no te des cuenta que en un año has llegado a tu destino sin cansarte y sin traumas...el salir de la droga es una carrera de fondo que tienes que tener el convencimiento que vas a ganar por que te va la vida en ello...

Ahora recordando esto he pensado que aunque me dijo que lo entendía, parece que no fue del todo así, aunque su verdadero problema es el de no haber pedido ayuda aún en un centro de los que hay de ayudas a toxicómanos, cuando salga del hospital lo convenceré pues será la única forma en la que podría conseguirlo al tener una atención continua de psicólogos, médicos y lo más importante, la metadona que pueden rebajarte progresivamente para que llegado un momento no la necesites...

Limpiarse definitivamente de la droga no es sustituirla por la metadona de por vida, porque entonces estarás física y psicológicamente enganchado por siempre, el verdadero objetivo tiene que ser utilizarla como terapia reduciendo el porcentaje hasta que un día te encuentres que no la necesitas más. Es esa la meta que tienes que plantearte y seguro tu vida volverá a ser la que era...

Procuraré que asista al centro de desintoxicación donde puede pasar la mañana ocupado en alguna formación que aunque el no la necesite, es una buena forma de estar alejado de las calles y sentir que está haciendo algo por su vida. En esos centros puedes desayunar, comer y tomarte tu medicación antes de irte...no se si soy demasiado optimista, pero ahora pienso en Pedro después de haberse puesto en la recta hacia la recuperación y yo con el en un teatro viendo, ¡La Estupidez¡, una obra del autor argentino Rafael Spregelburd que versa sobre la fragilidad de la inteligencia en los tiempos que corren. Aunque se me hace, que esa estupidez es tan antigua como el hombre...

Una marcha peligrosa.-Capítulo 14


 
Capítulo 14.-Una marcha peligrosa

Corría el mes de octubre de 1932, cuando la comitiva puso rumbo al interior de la sierra que aparecía ya nevada, Lucrecia era la única mujer del grupo y tenía razones poderosas, ella era la madre de esa bestia que nunca tuvo que haber nacido, puso solo una condición, nadie excepto ella podía dar muerte a ese ser,…ella se encargaría de eso. Conduciría al grupo hasta la cueva donde dejó a su hijo. Solo Javier y Eva, sabían que Lucrecia era su madre.

La cueva estaba a más de un día de dura caminata con tiempo bueno, pero las circunstancias eran muy adversa por una sierra sin caminos y nevada, no cesaba de caer el agua nieve que le impedía la visibilidad y dejaban sus manos, pies y rostros entumecidos, tuvieron que hacer varias paradas para descansar y calentarse.
Antes del anochecer, comprobaron en una cueva y la encontraron vacía, en esa cueva solía invernar un oso pardo…era amplia y se instalaron en ella para pasar la noche, un generoso fuego los mantendría calientes y a salvo de animales.

Los despertó temprano una exclamación en el exterior de la cueva, Mierda, ¿quién pudo hacer esto? , el asno que llevaba las provisiones, aparecía descuartizado como si unos cuantos osos los hubiera atacado.
Todo el tronco del árbol donde estaba amarrado, aparecía cubierto de sangre, se notaba en el rostro de la gente la preocupación y el miedo, uno sentenció…si hicieron esta barbaridad en completo silencio, podían haber acabado con todos nosotros…

Lucrecia pidió calma y la necesidad de seguir con la misión, indispensable para la seguridad de todos en la aldea y su tranquilidad. Tomaron un rápido y frugal desayuno y se pusieron en marcha de nuevo bajo una intensa nevada.

El día fue durísimo para todos, no estaban suficientemente preparados para el intenso frío y esa cantidad de nieve que les dificultaba cada paso que daban, aunque tomaron toda la ropa de abrigo que había en la aldea, eran gente muy pobre que carecían de muchas cosas básicas…pero su determinación en la empresa que tenían por delante, les armó de valor para llevarla hasta el final. Descansaron solo una vez a las tres de la tarde para tomar alimentos y enseguida se pusieron de nuevo en marcha.

La nieve les dio una tregua y consiguieron llevar un ritmo más rápido aunque siempre mermado por los treinta centímetros de nieve que había bajo sus pies. A las seis de la tarde, advirtió Lucrecia que la cueva ya no estaba muy lejos y se pararían a descansar, la sierra estaba plagada de cuevas y guaridas muchas abandonada y en una de ellas que parecía todo lo confortable que una guarida puede ser, se dispusieron a cenar y a pasar la noche.

Por la mañana se despertaron sin ningún contratiempo…aunque eso se truncó cuando Andrés el carpintero que se había echado a dormir a la entrada de la cueva para vigilar, había desaparecido sin dejar rastro,  no había signos de violencia ni manchas de sangre pero Andrés no aparecía por ningún sitio…

Muerte del senador.-Capitulo 14

Muerte del senador.-Capitulo 14


Lucrecia tuvo muchas oportunidades de matar al Don Tomas sin levantar sospechas, no había ninguna confrontación conocida por personas ajenas a su círculo y estaba el hecho de que ella no ganaba nada con la muerte del senador. El tampoco ganaba nada con la muerte de Lucrecia, pero era un asunto de amor propio y venganza personal que llevaba veinticinco años rumiando.

Sobre el pasadizo que unía las dos mansiones entre las bodegas, había tres metro de tierra cubierta de césped y un precioso jardín japonés. En el centro una fuente con peces de colores y plantas acuáticas. Sobre el centro de la fuente se levantaba un dragón del que emergía un chorro de agua que iba a parar a otra pequeña fuente completando un circuito cerrado en previsión de los frecuentes cortes de agua en épocas de sequía.

Debajo de la fuente principal, una arqueta recogía el agua cuando esta se vaciaba para su limpieza, otra arqueta de paso situada junto al muro del sótano de Lucrecia y de allí pasaba  a un pozo de registro del alcantarillado urbano.
Los obreros de Don Tomas, habían accedido al tubo de hormigón de 200 m.m. que conducía las aguas quitando toda la tierra de soporte de abajo para que se rompiera el tubo al desaguar las fuentes. Colocaron una puerta metálica a modo de compuerta para evitar que el agua fuera hacia la bodega del senador.

Ya le consiguió el agente del servicio secreto que trabajaba para el, los códigos para abrir y cerrar la puerta blindada que daba acceso al sótano de Lucrecia y estaba dispuesto a sepultarla para siempre. Por el monitor vio como las tres damas entraban en el sótano, con el mando a distancia que tenia bloqueo la señal de sus móviles para impedir que accedieran a la apertura de la puerta, bajó al pasadizo y en un cuadro de mando que había cercano a la propiedad de Lucrecia, oprimió el botón que ponía, desagüe fuente…la puerta que le habían colocado en el centro del pasadizo se abría hacia dentro, sabía que tenía poco tiempo antes de que el tubo se rompiera y se anegara todo el pasadizo de agua.

Se fue hasta donde estaba antes la puerta que comunicaba las dos casas y con los dos productos químicos comprado a un conocido laboratorio que trabajaba para el ejercito, los vació como un extintor sobre el muro que inmediatamente empezó a disolverse…encima suyo el agua se filtraba y pronto quedaría esa parte de la galería inundada, corrió hacia la puerta metálica y le sobresaltó el fuerte clic que escucho en la cerradura, cogió con fuerza la manilla tirando hacia el pero la puerta no cedía. Un fuerte ruido lo hizo mirar asustado hacia atrás cuando parte del techo se desplomaba y una gran cantidad de agua entraba cubriéndole rápidamente hasta le cintura.

A través de su teléfono móvil, Lucrecia observaba la agonía de Don tomas cuando el agua le llegaba hasta la barbilla y con toda tranquilidad puso en marcha el mecanismo de una doble puerta de seguridad de acero inoxidable que tenia instalada en el sótano en previsión de que el senador consiguiera debilitar la existente.

Las tres damas con sus teléfonos móviles en las manos, presenciaron los últimos minutos de Don Tomas. Fue importante la colaboración de una de sus criadas que asesorada por Lucrecia, cuando sonó su teléfono móvil, puso en marcha la bomba de llenado de agua de las fuentes para garantizar el completo llenado del pasadizo.

Parte del terreno del jardín había cedido y se personaron los bomberos para inspeccionar las causas, no pudieron entrar por casa de Lucrecia porque nadie contestaba y lo hicieron por casa del senador, la mitad del pasadizo parecía normal y al llegar a la puerta de separación no pudieron abrirla, un muro de agua se lo impedía. Con un escáner comprobaron que estaba inundado y se fueron a la superficie.

Una excavadora, abrió un agujero hasta llegar al techo del pasadizo y con una bomba de agua lo dejaron vacío, volvieron al pasadizo y pudieron abrir la puerta para rescatar el cuerpo sin vida de Don Tomas.

El jefe de bomberos pasó un parte a petición de la policía en el que aseguraba que solo había sido un accidente, probablemente una fisura en el tubo de desagüe o en una de sus uniones, produjo un desplazamiento de las tierras que dejaron sin soporte al tubo que terminó cediendo y con la fatalidad de esa puerta que solo abría hacia dentro, dejo al hombre atrapado sin remedio…El jefe de policía añadió al informe:
Los dos productos químicos que había en el pasadizo, lo utilizo el senador para debilitar el muro con intención de acceder al sótano de la casa de Lucrecia, sus intenciones desde luego no la sabemos, pero nada bueno augura ese hecho y el que puso la trampa al ratón, terminó comiéndose el queso…

Después de los sucesos, las damas accedieron a la planta alta a través de un pequeño ascensor de emergencia del que nada sabía Don Tomas, fueron al convento a advertirle a Berta que la policía iba a poner en circulación una orden de búsqueda y captura contra ella…

En el infierno.-Historia 14

Historia 14.- En el infierno
Salvador estaba siempre despotricando contra su mujer, no miraba si estaban solos o acompañados y le dijo tantas veces que era un demonio que poco a poco su vida se vio sumida en un infierno.
Y lo más absurdo del caso, es que por cosas muy triviales la emprendía con ella haciéndole sentir una inútil. Muchas veces se metía en su cuarto a llorar sin comprender muy bien las exageraciones de su marido, si la tostada estaba más pasada de lo que le gustaba, imbécil, mira que tostada...su ropa tenía que estar como si la estrenara, sus zapatos inmaculados, porque Salvador se creía el centro del universo y su mujer tenía que rendirle pleitesía a su excelsa persona.

Antes de nacer su hijo durante el embarazo, Adriana era una mujer estable emocionalmente y saludable, pero su parto se complicó y estuvo un mes en el hospital, Salvador fue solo una vez a verla para decirle que cuando iba a salir, que el no lo podía hacer todo en casa y además necesitaba desahogarse por que un hombre no puede estar así mucho tiempo...

Cuando se marchó del hospital, Adriana lloro como jamás lo había hecho, se sentía sola y desconsolada y una enfermera le dio una capsula para que pudiera dormir, pues entre el niño que era muy llorón y su estado emocional, le impedía conciliar el sueño. Por su gusto se hubiera quedado en el hospital, temía el momento de enfrentar de nuevo la situación.

Cuando le dieron el alta, llegó a su casa y dispuso de todo el día para preparar las cosas del niño lavar la ropa que le había comprado por qué pensaba que cualquiera sabe si rodaría por el suelo de la tienda antes de que ella se la llevara. Dio varias veces de comer al niño, lo cambio otras tantas y lo meció para que se callara más veces de las que sus brazos podían aguantar...

Cuando llegó Salvador en la noche con pinta de haberse tragado un barril de cerveza, lo primero que dijo fue, ¡niña, que hay de cenar¡...no se acercó a darle un beso ni mirar al niño, no dijo nada pero un dolor infinito se reflejaban en sus ojos...

No he tenido tiempo de hacer cena, el niño me ha acaparado todo el tiempo.
¿Pero qué dices?, un mes en el hospital y ahora voy a seguir como si estuviera solo, eres una inútil y una holgazana, no sé cómo pude casarme contigo... 

Caliéntate algo por favor, no puedo con mi alma...
Bueno está bien pero a partir de mañana te pones las pilas, mira como tienes la cocina  y toda esa ropa sucia en el lavadero.
Pero no seas injusto Salvador, llevo un mes fuera de casa y todo eso lo ensuciaste tú...
Ahora me vas a echar la culpa a mi imbécil, voy a cenar algo y dando un portazo se va...

Cuando Adriana se acuesta eran las doce de la noche y su marido roncaba como un cerdo por que había seguido bebiendo en casa y ella intentando no molestarle se acuesta al lado.
El enseguida se da la vuelta y quitándose los calzoncillos le dice, ya está aquí mi palomita y este pichoncito te va a devorar. 
Salvador por favor, no puedo, sabes que he tenido complicaciones con el parto y estoy en tratamiento para remitir la infección que traigo.
Pues por detrás...jamás hicimos eso ni lo vamos a hacer, además estoy destrozada.
A ti sí que te voy a destrozar yo so guarra y poniéndola boca abajo intento forzarla.
Adriana se resistía y viendo lo que iba a ser inevitable, tomo la botella de güisqui y se la echo encima y con el encendedor que estaba en la mesilla le prendió fuego... 

Ella se abrazó a él para que no se levantara y juntos ardieron hasta bajar a los infiernos…

En el abismo.-Capítulo 13




Capítulo 13.-

En el abismo.-

Al llegar al hospital, le hicieron un lavado de estómago, lo entubaron y después de dos horas lo subieron a la última planta del hospital Virgen del Rocío donde está la unidad psiquiátrica, yo hable con el médico, pero no pude decirle nada, pues no sabía lo que se había tomado, aunque los paramédicos que lo recogieron en la cuneta encontraron a su lado un bote vacío de trankimazin y una botella vacía de vino. Era ya el segundo intento de suicidio y me advirtió que pasaría mucho tiempo antes de que se atreviera a darle el alta...

Yo nada podía hacer ya en el hospital y me fui a descansar a casa, sin darme cuenta, unas lágrimas de intenso dolor hicieron aparición en mis ojos y tuve que parar el coche porque no veía bien la calle...
Me costó mucho dormir, hice lo que mejor se hacer para compensar esos momentos en los que siento que caigo en un pozo sin luz y me pierdo en la negrura...recurrir a mis recuerdos...

Ya hice referencia a que mi madre estaba trabajando en la casa cuna en dos funciones, una la de ama de cría y otra de costurera y maestra de costura de las niñas.

A mi me encantaba por la tarde cuando terminaban las clases irme con ella, quizas me encantaba por que aprendiendo costura estaba esa niña que ocupaba todos mis pensamientos. Le pedía un trapito a mi madre, hilo, aguja y me convertía en una niña mas, dando puntadas que mi madre corregía si no estaban bien dada, pero el que no estuvieran bien dadas no era culpa mía, mis ojos estaban más tiempo en esos ojos negros de la princesa que tenía enfrente y como no podía ser menos, mis dedos estropeaban el trapito que mojaba continuamente de sangre por los pinchazos, mi madre me decía, deja de mirar a la niña que te vas a desangrar...

Pero cómo no mirarla, si desde los dos años había suspirado tanto por ella que el pecho lo tenía inflado como un palomo, como no mirar a esa cara tan graciosa sobre todo cuando iba a dar una puntada sobre su telita y sacaba esa lenguita rosada a través de sus preciosos labios...y cuando levantaba la mirada para mirarme a mi, desaparecían todos los que había en el costurero, menos mi madre, que tenia que estar pendiente de ella mirándola con otro ojo para que no me cogiera pendiente de mi amor y me quitara el trapito y los utensilios de costura para mandarme al patio...esa era mi verdadera tragedia, que me separaran de su lado, ya tenia yo siete años y ella seis, toda una vida para unos niños que se miraron con una sonrisa desde que se conocieron...

Me había conseguido olvidar de Pedro camino a mi casa con estos pensamientos, mis ojos se habían secado y una profunda paz me invadía, besé la única foto que tenia de mi adorada niña que un día me dio mi madre cuando ya tenia que abandonar el internado a los nueve años para irme con mi familia de Linares a casa de mi abuela Ana y mis titos Antonio y Ana, recordé lo que lloramos el día que nos separamos y en ese momento no supe que jamás volvería a verla. Nunca sentí dolor con esos recuerdos, solo un agradecimiento infinito de haber podido vivir una historia tan hermosa y peligrosa a la vez, de haber tenido que esquivar tantos coscorrones sobre mi cabeza...durante muchos años incluso en el ejercito, cada vez que alguien levantaba el brazo cerca de mi agachaba la cabeza...

Subiendo a mi casa, me prometí que dormiría bien y no dejaría que los tristes acontecimientos de Pedro me causaran insomnio, pero eso es mas fácil decirlo que hacerlo, la luz del amanecer se filtraba ya por las cortinas cuando me quedé dormido...

Ángel Reyes Burgos

Empieza la cacería.-Capítulo 13

 
Capítulo 13.-Empieza la cacería

Tal como había acordado con Lucrecia,  Javier entró de madrugada en su choza cuando todos dormían, el herrero que estaba haciendo la última guardia, estaba roncando y con una botella de orujo sobre su pecho, se echó a dormir un rato hasta que el toque de campana de Lucrecia le diera vía libre para presentarse a sus vecinos y contarles todo lo sucedido con la muerte de su mujer y su hija.

A la salida del sol, Lucrecia se fue a la zona de reuniones de la aldea debajo de la campana y la hizo sonar insistentemente, rápidamente los aldeanos se reunieron junto a ella para ver que pasaba, había miedo en los ojos y Lucrecia los tranquilizo de inmediato diciéndoles que no había peligro inminente, que el motivo de llamarlos era por el asunto de los asesinatos de la familia de Javier y que iban a saber por el mismo quien los había matado…Una ola de murmullos se extendió entre los presentes, se levantó una voz, ¿es que Javier está en la aldea?, si, pero tenía miedo de vuestra reacción sin conocer los hechos y pensando la mayoría en su culpabilidad y yo me ofrecí para apaciguar los ánimos y deciros que hablará ahora con vosotros…todos callaron cuando con voz firme y autoritaria Lucrecia llamó…Javier, puedes salir.

Desde detrás de su choza, un Javier visiblemente abatido y demacrado se fue hasta donde estaban reunidos y se puso junto a Lucrecia…le acosaron enseguida a preguntas que casi eran una acusación y le sonaban a insultos… ¿Qué has hecho con tu familia?...
¿Donde están tus amigos que te acompañaban?...Lucrecia mando silencio a todos, era una mujer de carácter y la primera aldeana y todos las respetaban…Javier está aquí para explicarse y vino por propia voluntad, déjenlo hablar.

Todos sabéis que mi hija desapareció cuando estaba en el río, hicimos una partida de búsqueda y esa misma noche cuando estábamos durmiendo junto a una hoguera, me despertó un ruido, eran dos perros que mataron a dos de mi acompañantes destrozándole la garganta y un hombre con aspecto de salvaje primitivo, de dos golpes con una gruesa raíz terminada en forma de maza, le destrozaba el cráneo a otro…conseguí meterme entre unos arbustos para desaparecer rápidamente…

Les contó cómo había caído en una trampa y ese infernal ser, le clavó la cabeza que tenia de mi hija Eva María en una pica frente a mis ojos, yo regresé cuando pude salir del agujero a la aldea para contaros los hechos, pero me encontré con mi mujer rajada, nuestros pequeños arrancados de su vientre y su cabeza que no estaba porque me la llevó a mí como un macabro presente…volví inmediatamente al monte a buscar y dar muerte a ese degenerado ser y a sus sanguinarios perros.

Lucrecia fue a buscarme y contarme lo que pasaba en la aldea y aquí estoy no solo para contaros la verdad, si no para pediros ayuda y preparar una batida en firme para cazar a esos salvajes…Todos asintieron y se ofrecieron para la cacería…
A la mañana siguiente todos estaban concentrados junto a la campana, solo quedaban tres escopetas en el pueblo, las otras se perdieron en la primera batida cuando los hombres fueron asesinados. Un heterogéneo grupo de armas aparecieron, hoces, hachas, grandes cuchillos, rastrillos, todo lo que se pudiera utilizar como arma, cargaron un burro con provisiones y salieron como en una cofradía camino del linchamiento…

Ángel Reyes Burgos

El sorprendente giro de Berta.- Capitulo 13

El sorprendente giro de Berta.- Capitulo 13



Desde que salieron del internado, las damas a pesar de su educación religiosa, jamás pisaron una iglesia, o quizás fuera por esa misma causa de educarse entre monjas y sus malas experiencias con ellas las que hicieron apartarse de la religión.

Puede que por la vigilancia continua a que era sometida y la propia conciencia que la perseguía recordando los hombres que mató, le hizo dar un giro inesperado a su vida.
Una mañana se presentó en la mansión dos hermanitas de los pobres, monjas dedicadas a la asistencia a los necesitados, antes Rosario y Beatriz, habían declinado recibirlas.
Las hizo pasar al salón, les ofreció un aperitivo y sentándose les preguntó.
¿Qué puedo hacer por ustedes? Doña Berta…
Llámeme Berta por Favor.
Queremos terminar un comedor y reparar los dormitorios de nuestra casa de acogida para niños con retrasos mentales y deficientes físicos. El centro es muy viejo, una donación del Ayuntamiento De Sevilla que se dedicó muchos años a la atención de la tercera edad y se clausuró cuando hicieron el nuevo centro. Nosotros le pedimos la cesión para nuestra causa y nos lo concedieron.
Estamos visitando su casa y las de otras personas con recursos con la esperanza de que nos pueda ayudar.

Está bien hermanas, me gustaría ayudarles, pero tengo que conocer personalmente ese sitio para hacerme una idea de que necesitan, también me gusta saber dónde va a ir a parar mi ayuda y quisiera que mañana mismo me reciban y me enseñen el centro.
Al día siguiente la recibió la madre superiora que volcó sobre Berta todas sus dotes de amabilidad y nobleza cristiana, Berta por dentro pensaba, menuda rata, como si no os conociera…y empezaron la visita por las instalaciones.

A Berta se la hacía un nudo en la garganta al ver el estado tan lamentable que presentaba la construcción, sobre todo al ver a esas criaturas deficientes mentales hacinadas sobre el suelo de un salón de juegos donde no aparecía ni un solo juguete.
El comedor y la cocina estaban en un estado deplorable y parte del techo de un dormitorio, aparecía desplomado sepultando a las dos camas del fondo.  Se paró y dijo,
Ya tengo suficiente, cuenten con mi colaboración, ahora madre deme la dirección de su convento para ir a ver a la persona responsable de las finanzas.
Le dio la dirección a su chofer y se encaminaron al límite del casco urbano de Sevilla.

El convento está situado en unos terrenos de cultivo de la junta de Andalucía.
Al entrar por el camino que lleva a la casa central, observó a unas monjas con botas de goma y el hábito levantado trabajando la tierra, unas con azadón abriendo surcos, otra plantando unas matas y otra con una regadera echando agua.
Más allá había otras recolectando tubérculos y dos recogiendo naranjas, eso le hizo pensar en la diferencia de aquellas que conoció en el internado, vividoras y crueles.

Al entrar en el convento se sintió llena de una paz que no recordaba, su sobriedad le hacia sentir la humanidad que allí se respiraba, el silencio la confortaba y pensó…que buen sitio para limpiar mi conciencia…

Una novicia la condujo a una oficina pobremente amueblada donde la responsable del convento la madre general María de las Virtudes, le estaba esperando. Cincuenta y seis años de verdadera entrega a la causa de los necesitados le conferían a su rostro un aire místico que hacía sentirse en su presencia en paz con el mundo.

Pronto entraron después de unos saludos en el tema principal de la visita que le trajo al convento y Berta le entregó un talón de doscientos cincuenta mil euros, la monja puso ojos como platos a la vez que sus ojos se llenaban de lagrimas.
Después Berta le dijo, hermana, ahora tiene que hacer usted algo por mí. Dime hija que puedo hacer.
He visto que hay aquí novicias, jóvenes que algún día vestirán los hábitos, no quiero engañarla, pues se que yo no sirvo para estar encerrada, pero quisiera estar una temporada aquí de novicia y apartar el fantasma de mi pasado que no me deja dormir, necesito una cura espiritual, le compensaré espléndidamente por el  tiempo que pase en su convento.

Berta, te puedes quedar el tiempo que quieras, pero tengo que advertirte algo, no haremos distinciones contigo por tu posición y tu fortuna. Vestirás como las novicias y te asignaremos todas las tareas que ellas hacen, incluso recoger frutas y regar los huertos y eso será muy duro para ti que nunca trabajaste.

No se preocupe madre, aunque a mis cuarenta y nueve años, espero le tenga alguna consideración…
Berta no se quitaba de la cabeza el coche permanentemente apostado fuera de la verja de su propiedad y una llamada de un confidente sobre una próxima visita de la policía para preguntarle por el coche desaparecido de su marido que encontraron en el fondo de un barranco a las afuera de Tánger en Marruecos…

Ángel Reyes Burgos

El deseo.-Historia 13


Historia 13.- El deseo
Por mucho deseo que el hombre tenga, una mujer normal y sana es como un polvorín a punto de estallar si no se siente satisfecha, la diferencia con el hombre es que son mas recatada y prudentes a la hora de expresar sus deseos y necesidades sexuales y por encima de eso está para ellas el amor y la ternura que tanto necesitan.

Pero eso no lo entendía Amadeo que creía tener en su cama a una fría he insensible mujer, por que cada vez que quería hacer el amor con ella, sin un beso, unas palabras de cariño y unas caricias, ella lo rechazaba por no estar dispuesta a abrirse de piernas para ese merluzo sin sensibilidad...
Eso hacía que el matrimonio González funcionara mal y que sus deseos estuvieran permanentemente a flor de piel, pero insatisfechos...

Anita se sentía infeliz por que en más de una ocasión habló con su marido del tema de su comportamiento a la hora de hacer el amor. En lo que ella necesitaba para no sentirse como un simple recipiente donde el vaciaba sus necesidades ajeno a lo que ella sentía, pero Amadeo parecía estar sordo a todas esas conversaciones y aunque ella lo amaba, el deterioro del matrimonio era solo una cuestión de tiempo, por que una mujer que no se siente respetada y comprendida, es capaz de dominar sus deseos cuando el compañero no la sabe hacer vibrar.

El hombre por lo general aunque hay excepciones, se excita al mínimo roce y acaba en el mismo roce sin quedarle ganas para algo tan importante como son los besos y caricias después de una buena sesión amatoria y hacen sentirse a la mujer sola en esos momentos tan hermosos que compartieron, el se vuelve y se duerme y ella a veces se queda sin saber por que esta triste.

Amadeo reaccionó lo mismo que muchos hombre en su situación, primero con broncas y cabreos continuos con su mujer a la que acusaba de fría y después saliendo a la calle a buscar lo que para él no encontraba en casa por culpa de su mujer...pero pagar a una mujer en la calle para eso, solo hace empeorar el sentido de reciprocidad que se necesita en la pareja, en principio le parecerá bien llegar, terminar y pagar, pero no creo que eso pueda alimentar la otra gran parte de la necesidad del hombre, el sentirse querido, que solo se puede encontrar cuando  hay amor en la pareja.

Las continuas salidas de Amadeo, hicieron que las cosas empeoraran y que Anita se enterara de sus correrías y no estaba dispuesta a aguantar eso, decidió que cada vez que el saliera, ella haría lo mismo. Empezó saliendo a un bingo la primera noche que el le dijo que se quedaba a trabajar y cada noche que él le venía con la misma historia, ella se iba al mismo bingo.

Un día se sentó en su mesa un joven que enseguida le dio conversación y al cuarto día de encontrase en el bingo le dio toda su pasión en un hotel cercano, Anita disfrutó la diferencia con ese hombre que le decía tantas palabras cariñosas, que la acariciaba de una forma que ella no conocía y la hacía ascender al paraíso con sus caricias sin notar en ningún momento la imperiosa necesidad del hombre de forzar su imperio...Anita simplemente estaba extasiada con su amante.

La suerte para este matrimonio es que no tenían hijos y después de cierto tiempo Anita le propuso el divorcio, hubo una bronca tremenda porque él seguía echándole la culpa de todo lo que había pasado, pero ella mientras el gritaba pensaba, ¡a sonidos pronunciados por laringes descoyuntas, trompas de Eustaquio en perfecto estado letárgico¡ o sea, a palabras necias oídos sordos...

Anita se fue a vivir con el profesor de culturismo que le enseño la enorme cultura que tenia con su cuerpo y que le hizo sentir como una reina...

Ángel Reyes Burgos