En el abismo.-Capítulo 13




Capítulo 13.-

En el abismo.-

Al llegar al hospital, le hicieron un lavado de estómago, lo entubaron y después de dos horas lo subieron a la última planta del hospital Virgen del Rocío donde está la unidad psiquiátrica, yo hable con el médico, pero no pude decirle nada, pues no sabía lo que se había tomado, aunque los paramédicos que lo recogieron en la cuneta encontraron a su lado un bote vacío de trankimazin y una botella vacía de vino. Era ya el segundo intento de suicidio y me advirtió que pasaría mucho tiempo antes de que se atreviera a darle el alta...

Yo nada podía hacer ya en el hospital y me fui a descansar a casa, sin darme cuenta, unas lágrimas de intenso dolor hicieron aparición en mis ojos y tuve que parar el coche porque no veía bien la calle...
Me costó mucho dormir, hice lo que mejor se hacer para compensar esos momentos en los que siento que caigo en un pozo sin luz y me pierdo en la negrura...recurrir a mis recuerdos...

Ya hice referencia a que mi madre estaba trabajando en la casa cuna en dos funciones, una la de ama de cría y otra de costurera y maestra de costura de las niñas.

A mi me encantaba por la tarde cuando terminaban las clases irme con ella, quizas me encantaba por que aprendiendo costura estaba esa niña que ocupaba todos mis pensamientos. Le pedía un trapito a mi madre, hilo, aguja y me convertía en una niña mas, dando puntadas que mi madre corregía si no estaban bien dada, pero el que no estuvieran bien dadas no era culpa mía, mis ojos estaban más tiempo en esos ojos negros de la princesa que tenía enfrente y como no podía ser menos, mis dedos estropeaban el trapito que mojaba continuamente de sangre por los pinchazos, mi madre me decía, deja de mirar a la niña que te vas a desangrar...

Pero cómo no mirarla, si desde los dos años había suspirado tanto por ella que el pecho lo tenía inflado como un palomo, como no mirar a esa cara tan graciosa sobre todo cuando iba a dar una puntada sobre su telita y sacaba esa lenguita rosada a través de sus preciosos labios...y cuando levantaba la mirada para mirarme a mi, desaparecían todos los que había en el costurero, menos mi madre, que tenia que estar pendiente de ella mirándola con otro ojo para que no me cogiera pendiente de mi amor y me quitara el trapito y los utensilios de costura para mandarme al patio...esa era mi verdadera tragedia, que me separaran de su lado, ya tenia yo siete años y ella seis, toda una vida para unos niños que se miraron con una sonrisa desde que se conocieron...

Me había conseguido olvidar de Pedro camino a mi casa con estos pensamientos, mis ojos se habían secado y una profunda paz me invadía, besé la única foto que tenia de mi adorada niña que un día me dio mi madre cuando ya tenia que abandonar el internado a los nueve años para irme con mi familia de Linares a casa de mi abuela Ana y mis titos Antonio y Ana, recordé lo que lloramos el día que nos separamos y en ese momento no supe que jamás volvería a verla. Nunca sentí dolor con esos recuerdos, solo un agradecimiento infinito de haber podido vivir una historia tan hermosa y peligrosa a la vez, de haber tenido que esquivar tantos coscorrones sobre mi cabeza...durante muchos años incluso en el ejercito, cada vez que alguien levantaba el brazo cerca de mi agachaba la cabeza...

Subiendo a mi casa, me prometí que dormiría bien y no dejaría que los tristes acontecimientos de Pedro me causaran insomnio, pero eso es mas fácil decirlo que hacerlo, la luz del amanecer se filtraba ya por las cortinas cuando me quedé dormido...

Ángel Reyes Burgos

Empieza la cacería.-Capítulo 13

 
Capítulo 13.-Empieza la cacería

Tal como había acordado con Lucrecia,  Javier entró de madrugada en su choza cuando todos dormían, el herrero que estaba haciendo la última guardia, estaba roncando y con una botella de orujo sobre su pecho, se echó a dormir un rato hasta que el toque de campana de Lucrecia le diera vía libre para presentarse a sus vecinos y contarles todo lo sucedido con la muerte de su mujer y su hija.

A la salida del sol, Lucrecia se fue a la zona de reuniones de la aldea debajo de la campana y la hizo sonar insistentemente, rápidamente los aldeanos se reunieron junto a ella para ver que pasaba, había miedo en los ojos y Lucrecia los tranquilizo de inmediato diciéndoles que no había peligro inminente, que el motivo de llamarlos era por el asunto de los asesinatos de la familia de Javier y que iban a saber por el mismo quien los había matado…Una ola de murmullos se extendió entre los presentes, se levantó una voz, ¿es que Javier está en la aldea?, si, pero tenía miedo de vuestra reacción sin conocer los hechos y pensando la mayoría en su culpabilidad y yo me ofrecí para apaciguar los ánimos y deciros que hablará ahora con vosotros…todos callaron cuando con voz firme y autoritaria Lucrecia llamó…Javier, puedes salir.

Desde detrás de su choza, un Javier visiblemente abatido y demacrado se fue hasta donde estaban reunidos y se puso junto a Lucrecia…le acosaron enseguida a preguntas que casi eran una acusación y le sonaban a insultos… ¿Qué has hecho con tu familia?...
¿Donde están tus amigos que te acompañaban?...Lucrecia mando silencio a todos, era una mujer de carácter y la primera aldeana y todos las respetaban…Javier está aquí para explicarse y vino por propia voluntad, déjenlo hablar.

Todos sabéis que mi hija desapareció cuando estaba en el río, hicimos una partida de búsqueda y esa misma noche cuando estábamos durmiendo junto a una hoguera, me despertó un ruido, eran dos perros que mataron a dos de mi acompañantes destrozándole la garganta y un hombre con aspecto de salvaje primitivo, de dos golpes con una gruesa raíz terminada en forma de maza, le destrozaba el cráneo a otro…conseguí meterme entre unos arbustos para desaparecer rápidamente…

Les contó cómo había caído en una trampa y ese infernal ser, le clavó la cabeza que tenia de mi hija Eva María en una pica frente a mis ojos, yo regresé cuando pude salir del agujero a la aldea para contaros los hechos, pero me encontré con mi mujer rajada, nuestros pequeños arrancados de su vientre y su cabeza que no estaba porque me la llevó a mí como un macabro presente…volví inmediatamente al monte a buscar y dar muerte a ese degenerado ser y a sus sanguinarios perros.

Lucrecia fue a buscarme y contarme lo que pasaba en la aldea y aquí estoy no solo para contaros la verdad, si no para pediros ayuda y preparar una batida en firme para cazar a esos salvajes…Todos asintieron y se ofrecieron para la cacería…
A la mañana siguiente todos estaban concentrados junto a la campana, solo quedaban tres escopetas en el pueblo, las otras se perdieron en la primera batida cuando los hombres fueron asesinados. Un heterogéneo grupo de armas aparecieron, hoces, hachas, grandes cuchillos, rastrillos, todo lo que se pudiera utilizar como arma, cargaron un burro con provisiones y salieron como en una cofradía camino del linchamiento…

Ángel Reyes Burgos

El sorprendente giro de Berta.- Capitulo 13

El sorprendente giro de Berta.- Capitulo 13



Desde que salieron del internado, las damas a pesar de su educación religiosa, jamás pisaron una iglesia, o quizás fuera por esa misma causa de educarse entre monjas y sus malas experiencias con ellas las que hicieron apartarse de la religión.

Puede que por la vigilancia continua a que era sometida y la propia conciencia que la perseguía recordando los hombres que mató, le hizo dar un giro inesperado a su vida.
Una mañana se presentó en la mansión dos hermanitas de los pobres, monjas dedicadas a la asistencia a los necesitados, antes Rosario y Beatriz, habían declinado recibirlas.
Las hizo pasar al salón, les ofreció un aperitivo y sentándose les preguntó.
¿Qué puedo hacer por ustedes? Doña Berta…
Llámeme Berta por Favor.
Queremos terminar un comedor y reparar los dormitorios de nuestra casa de acogida para niños con retrasos mentales y deficientes físicos. El centro es muy viejo, una donación del Ayuntamiento De Sevilla que se dedicó muchos años a la atención de la tercera edad y se clausuró cuando hicieron el nuevo centro. Nosotros le pedimos la cesión para nuestra causa y nos lo concedieron.
Estamos visitando su casa y las de otras personas con recursos con la esperanza de que nos pueda ayudar.

Está bien hermanas, me gustaría ayudarles, pero tengo que conocer personalmente ese sitio para hacerme una idea de que necesitan, también me gusta saber dónde va a ir a parar mi ayuda y quisiera que mañana mismo me reciban y me enseñen el centro.
Al día siguiente la recibió la madre superiora que volcó sobre Berta todas sus dotes de amabilidad y nobleza cristiana, Berta por dentro pensaba, menuda rata, como si no os conociera…y empezaron la visita por las instalaciones.

A Berta se la hacía un nudo en la garganta al ver el estado tan lamentable que presentaba la construcción, sobre todo al ver a esas criaturas deficientes mentales hacinadas sobre el suelo de un salón de juegos donde no aparecía ni un solo juguete.
El comedor y la cocina estaban en un estado deplorable y parte del techo de un dormitorio, aparecía desplomado sepultando a las dos camas del fondo.  Se paró y dijo,
Ya tengo suficiente, cuenten con mi colaboración, ahora madre deme la dirección de su convento para ir a ver a la persona responsable de las finanzas.
Le dio la dirección a su chofer y se encaminaron al límite del casco urbano de Sevilla.

El convento está situado en unos terrenos de cultivo de la junta de Andalucía.
Al entrar por el camino que lleva a la casa central, observó a unas monjas con botas de goma y el hábito levantado trabajando la tierra, unas con azadón abriendo surcos, otra plantando unas matas y otra con una regadera echando agua.
Más allá había otras recolectando tubérculos y dos recogiendo naranjas, eso le hizo pensar en la diferencia de aquellas que conoció en el internado, vividoras y crueles.

Al entrar en el convento se sintió llena de una paz que no recordaba, su sobriedad le hacia sentir la humanidad que allí se respiraba, el silencio la confortaba y pensó…que buen sitio para limpiar mi conciencia…

Una novicia la condujo a una oficina pobremente amueblada donde la responsable del convento la madre general María de las Virtudes, le estaba esperando. Cincuenta y seis años de verdadera entrega a la causa de los necesitados le conferían a su rostro un aire místico que hacía sentirse en su presencia en paz con el mundo.

Pronto entraron después de unos saludos en el tema principal de la visita que le trajo al convento y Berta le entregó un talón de doscientos cincuenta mil euros, la monja puso ojos como platos a la vez que sus ojos se llenaban de lagrimas.
Después Berta le dijo, hermana, ahora tiene que hacer usted algo por mí. Dime hija que puedo hacer.
He visto que hay aquí novicias, jóvenes que algún día vestirán los hábitos, no quiero engañarla, pues se que yo no sirvo para estar encerrada, pero quisiera estar una temporada aquí de novicia y apartar el fantasma de mi pasado que no me deja dormir, necesito una cura espiritual, le compensaré espléndidamente por el  tiempo que pase en su convento.

Berta, te puedes quedar el tiempo que quieras, pero tengo que advertirte algo, no haremos distinciones contigo por tu posición y tu fortuna. Vestirás como las novicias y te asignaremos todas las tareas que ellas hacen, incluso recoger frutas y regar los huertos y eso será muy duro para ti que nunca trabajaste.

No se preocupe madre, aunque a mis cuarenta y nueve años, espero le tenga alguna consideración…
Berta no se quitaba de la cabeza el coche permanentemente apostado fuera de la verja de su propiedad y una llamada de un confidente sobre una próxima visita de la policía para preguntarle por el coche desaparecido de su marido que encontraron en el fondo de un barranco a las afuera de Tánger en Marruecos…

Ángel Reyes Burgos

El deseo.-Historia 13


Historia 13.- El deseo
Por mucho deseo que el hombre tenga, una mujer normal y sana es como un polvorín a punto de estallar si no se siente satisfecha, la diferencia con el hombre es que son mas recatada y prudentes a la hora de expresar sus deseos y necesidades sexuales y por encima de eso está para ellas el amor y la ternura que tanto necesitan.

Pero eso no lo entendía Amadeo que creía tener en su cama a una fría he insensible mujer, por que cada vez que quería hacer el amor con ella, sin un beso, unas palabras de cariño y unas caricias, ella lo rechazaba por no estar dispuesta a abrirse de piernas para ese merluzo sin sensibilidad...
Eso hacía que el matrimonio González funcionara mal y que sus deseos estuvieran permanentemente a flor de piel, pero insatisfechos...

Anita se sentía infeliz por que en más de una ocasión habló con su marido del tema de su comportamiento a la hora de hacer el amor. En lo que ella necesitaba para no sentirse como un simple recipiente donde el vaciaba sus necesidades ajeno a lo que ella sentía, pero Amadeo parecía estar sordo a todas esas conversaciones y aunque ella lo amaba, el deterioro del matrimonio era solo una cuestión de tiempo, por que una mujer que no se siente respetada y comprendida, es capaz de dominar sus deseos cuando el compañero no la sabe hacer vibrar.

El hombre por lo general aunque hay excepciones, se excita al mínimo roce y acaba en el mismo roce sin quedarle ganas para algo tan importante como son los besos y caricias después de una buena sesión amatoria y hacen sentirse a la mujer sola en esos momentos tan hermosos que compartieron, el se vuelve y se duerme y ella a veces se queda sin saber por que esta triste.

Amadeo reaccionó lo mismo que muchos hombre en su situación, primero con broncas y cabreos continuos con su mujer a la que acusaba de fría y después saliendo a la calle a buscar lo que para él no encontraba en casa por culpa de su mujer...pero pagar a una mujer en la calle para eso, solo hace empeorar el sentido de reciprocidad que se necesita en la pareja, en principio le parecerá bien llegar, terminar y pagar, pero no creo que eso pueda alimentar la otra gran parte de la necesidad del hombre, el sentirse querido, que solo se puede encontrar cuando  hay amor en la pareja.

Las continuas salidas de Amadeo, hicieron que las cosas empeoraran y que Anita se enterara de sus correrías y no estaba dispuesta a aguantar eso, decidió que cada vez que el saliera, ella haría lo mismo. Empezó saliendo a un bingo la primera noche que el le dijo que se quedaba a trabajar y cada noche que él le venía con la misma historia, ella se iba al mismo bingo.

Un día se sentó en su mesa un joven que enseguida le dio conversación y al cuarto día de encontrase en el bingo le dio toda su pasión en un hotel cercano, Anita disfrutó la diferencia con ese hombre que le decía tantas palabras cariñosas, que la acariciaba de una forma que ella no conocía y la hacía ascender al paraíso con sus caricias sin notar en ningún momento la imperiosa necesidad del hombre de forzar su imperio...Anita simplemente estaba extasiada con su amante.

La suerte para este matrimonio es que no tenían hijos y después de cierto tiempo Anita le propuso el divorcio, hubo una bronca tremenda porque él seguía echándole la culpa de todo lo que había pasado, pero ella mientras el gritaba pensaba, ¡a sonidos pronunciados por laringes descoyuntas, trompas de Eustaquio en perfecto estado letárgico¡ o sea, a palabras necias oídos sordos...

Anita se fue a vivir con el profesor de culturismo que le enseño la enorme cultura que tenia con su cuerpo y que le hizo sentir como una reina...

Ángel Reyes Burgos